martes, 16 de octubre de 2012

EGO.


Hola, permíteme que me presente, que te muestre un trozo de mi mente. Es posible que lo que descubras no sea de tu agrado, pero espero que al menos leyéndolo hayas disfrutado. Empiezo.

Diecisiete años tengo, nací un dieciséis de julio durante un crudo invierno. ¿Extraño? Que va, pues soy chilena de nacimiento. Vine al mundo en un hospital desde el que se puede ver el mar, que está en una ciudad que te te aseguro, si vas, no podrás olvidar.

Crecí en una “Villa Alemana” rodeada de amigas que entonces consideraba hermanas. Un día, no se por qué, mi padre se fue y un año sin él me quedé. Los días pasaron lentos, creo, pues aquellos tiempos apenas los recuerdo. Pero llegó la mañana en la que nos reuniríamos y con siete años me despedí de toda mi gente, eso para una cría es algo muy fuerte. Desde el avión lo recordaba todo con amor y tristeza, pues un nuevo mundo me esperaba tras cruzar ese gran océano azul turquesa.

Te cuento esto porque tal vez sea una de los momentos que más recordaré, una situación importante que ha sentado las bases de lo que ahora es mi forma de ser.

La niña asustada creció y aprendió que todo en la vida es bueno, que pase lo que pase todos salimos de los agujeros. Por ello ahora procuro mantener una sonrisa en mi cara y evitar el daño que puedan hacer las palabras. Pese a eso, he de decir que lloro a menudo y con muchas ganas. Soy sensible hasta decir basta, todo me afecta, pero qué se le va a hacer; las personas no somos perfectas. Además soy cabezota, orgullosa y mi paciencia parece estar encerrada en el fondo de una fosa.

Como todos, también tengo virtudes. Sé escuchar, dar consejos y siempre estaré cuando alguien me pida que lo ayude. Las personas importantes en mi vida las cuento con los dedos de las manos, no acostumbro a decir “te quiero” en vano y los abrazos los valoro más que cualquier cosa. Si has logrado que te de uno es porque has conseguido hacer que te vea como a una gran persona.

Algunas veces me gusta estar sola para reflexionar sobre mi vida y así, en silencio, curarme las heridas que para muchos pasan desapercibidas. Sirve de mucho, te creces, pero esto suele ocurrir pocas veces. Prefiero la compañía ya que te da mucha más alegría. Esos momentos sola, me sirven para cantar. Me encanta cantar, pero me da mucha vergüenza dejarme escuchar. No lo hago para que me digan si lo hago bien o mal, es una forma de olvidarme y escapar por unos segundos del mundo real. A esto se le une mi amor por la música, es algo que no puede faltar en mi vida ya que compone la banda sonora de todas mis idas y venidas.

'Coleccionista de canciones' es mi canción favorita, si sabes por qué, puedes sentirte “afortunado” ya que a pocas personas se lo he contado. Digamos que es especial y tiene un significado que jamás lograré olvidar. Me declaro una enamorada del Cannon en Re Mayor de Pachelbel, ya sea en versión rock o piano, la escucho unas cien veces al año. Me gusta el jazz, el blues, el reggae, el hip hop, el heavy, el rock, el pop... la música no entiende de géneros, trata de hacerte sentir algo en el corazón.

Como podrás comprobar escribir también es una característica de mí. No soy una experta y no pretendo serlo, es una manera de contar todo aquello que siento. Me podrán faltar palabras, expresiones y la redacción puede que no sea la mejor, pero si al poner el punto final me he logrado desahogar, lo demás no importa, esa es mi mayor felicidad. Relacionado con las palabras también ¿adivinas qué? Solía mucho gustarme leer. Ahora ya no lo hago tanto y debería plantearme por qué lo he ido apartando. Si te tengo que recomendar, leete 'Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar' simplemente porque es preciosa y en un hora te terminas todas sus hojas.

Adoro patinar y me encanta el fútbol, pero nunca opino pues pienso que no soy quién para juzgar. Uno de mis sueños es ir a ver un partido de baloncesto puesto que es el único deporte que quizá alguna vez me haya gustado jugar. Soy fan del café, el mango y el aguacate. Sin embargo, odio las aceitunas y los guisantes. Son verdes sí, pero no hay quien los aguante.

No soporto que me mientan y que me reprochen cosas es lo que más me molesta en este mundo. Aun así no acostumbro a enfadarme en serio, pero cuando lo hago como todos, ten cuidado no vaya a ser que te quemes con el fuego.

Poco más te puedo decir acerca de mi persona. Mi película favorita creo que es 'El club de la lucha', me encantan las uñas pintadas y nunca he logrado llenar una hucha. Sueño con vivir en Australia y ver el Pacífico desde mi ventana. Un gran hobbie que tengo es hacer fotos, no busco que a la gente les gusten y por eso las guardo en cajones. Has de saber que en mi bolso siempre hay crema, no me tomes por rara, pero es una manía que ha ido aumentando día a día. Mi gran héroe es mi padre, por todos esos viajes y lugares a los que ha ido. Alguna vez aspiro a vivir lo que él ha vivido.

No sé que me deparará el futuro y a día de hoy estoy perdida. No tengo un camino recto, ni se por donde empezar a echar los cimientos. Creo que todavía me queda mucho por explorar, que aunque me sienta a veces muy madura me faltan experiencias por completar. No me he caído lo suficiente y cuando lo he hecho, no me he levantado todas las veces me hubiese gustado. Sé aprender de mis errores y cuando me prometo algo a mi misma si lo rompo me quedo hecha trizas. Hay un lema que siempre estará en mi vida: 'En algún lugar la debilidad es nuestra fuerza'. Lo llevo siempre en mente y cuando lo recuerdo me vuelvo a sentir viva. Es una forma de decirme, 'tranquila, todo va a ir bien, siempre hay una salida'.

Esto es lo principal, lo que a la mayoría de la gente puede llegar. Obviamente tengo más por dentro que no muestro, como todos. ¿Quieres saber algo más? Adelante llama a la puerta, nadie te va a negar entrar.

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