Y así sin venir a cuento y sin saber por qué, estoy aquí escribiendo esto a falta de tres días para que acabe el año. No se por qué pero he sentido la necesidad de ponerme a escribir como una loca. Ha empezado a sonar en el reproductor 'Because you loved me' una canción extremadamente vomitiva (cursi) si, pero ha sido comenzar a sonar y empezar a caer las lagrimas en mi rostro. No se a ciencia cierta por qué, pero no me voy a molestar en averiguarlo. Solo se que necesito decir todo lo que viene a continuación.
Este año no ha empezado siendo el mejor de mi vida ni de lejos, pero al final me he dado cuenta de que ha sido un buen año y me ha servido para aprender muchas lecciones. Mucha gente no sabe todo lo que pasa por mi cabeza a lo largo de los días. No sabe lo que pienso ni lo que me planteo. No es una mente fácil de comprender, en ella se echa mucho de menos a mucha gente. Es entendible pues día a día me faltan muchas personas, sin embargo he aprendido a vivir con ello. Muchos no conocen esta sensación, no saben lo que es decir adiós a una persona sin saber que no la vas a volver nunca más. Se que cada cual tiene su vida, sus conflictos y ninguno es mas importante que el del resto. También sé que mi vida no es perfecta, pero no está lejos de serlo. Tengo una familia que me quiere, una casa, lo justo para vivir y amigos que a todas horas están dispuestos a sacarme una sonrisa. ¿Para qué pedir más? Las cosas no cambian, van siguiendo su curso, pero hay que tener presente que el cauce no es igual en todos puntos. Por eso ahora quiero decir a todo y a todos que MUCHAS GRACIAS.
Gracias a todos los muros invisibles con los que me he chocado (tanto en sentido literal como figurado) porque sin ellos no habría aprendido a fijarme con mas detenimiento en lo que me rodea. Gracias por cada grito que me he llevado fuera de quien fuera porque me han servido para aprender a escuchar y a callarme cuando era necesario. Gracias a cada luz que me quitó el miedo cuando la casa estaba oscura y a las que me hicieron ver que no todo es oscuridad. Gracias a cada manta que me arropó cuando tenía frío o simplemente cuando necesitaba cobijo. Gracias a cada vaso de agua que me quitó la sed y me enseñó la importancia de las cosas sencillas.
Pero sobre todo gracias a ti que te reíste cada vez que me di de bruces contra algo y luego preguntaste entre risas si estaba bien. Gracias a ti que no te callaste nada de lo que tenías que decirme aunque no fuese bueno, porque por ello he aprendido arreglar desastres que tenía pendientes. Gracias a ti que pasaste miedo conmigo o que me hiciste pasar miedo para luego abrazarme y decirme lo tonta que soy y lo mucho que me quieres. Gracias a ti por llenarme los vasos y ayudar a que me calmara cuando lo he necesitado. Gracias a ti por soltarme buenas palabras sin importar el momento. Gracias a ti por chocarme el puño o sonreírme para saludarnos. Gracias a ti que bailaste a mi lado en alguna fiesta y se nos olvidó por un momento todo aquello que nos hacía sufrir. Gracias a ti con quien compartí tardes que parecían aburridas y acabaron siendo de las mejores anécdotas para contar Gracias a ti por cada puta risa que nos hemos echado, por cada pique estúpido que hemos tenido, e incluso por las broncas grandes que nos han hecho madurar. Gracias a ti que entraste en mi vida y mas tarde te fuiste porque sin esa época nada sería lo mismo. Gracias a ti que me aguantaste en mis peores días cuando no quería hablar con nadie y pese a ello me dirigiste la palabra aun sabiendo que podría haberte contestado mal.Gracias a ti por cada mísero detalle que has tenido conmigo. Gracias a ti por decirme lo guapa que estaba con mis ojeras y sin maquillar. Gracias a ti por los desayunos, comidas y cenas que hemos compartido. Gracias a ti por todo un verano más que ha cambiado muchas cosas, por cada noche de calor y frío, por cada cachimba compartida, por cada canción. Gracias a ti que quedaste conmigo alguna tarde simplemente para ver una película. Gracias a ti por escucharme cuando me estresaba y no sabía qué hacer, cuando pensé el tirarlo todo por la borda y supe reaccionar, gracias por permanecer a mi lado cuando lloré porque me asustaba subir a un escenario. Gracias a ti por los días a bordo del Grand Holiday. Gracias a ti por ser mi constante, por convertirte en un pilar fundamental tras haber perdido otros de los no era consciente.
Simplemente gracias si alguna vez has estado ahí. Gracias porque este año ha sido el primero en el que me he dado cuenta de que la felicidad no es que te pasen cosas buenas, es que crezcas con cada bache y sigas adelante con una sonrisa. Porque quieres, no por compromiso. Y por primera vez creo que puedo decir que me he dado cuenta de que soy feliz a pleno. Cuando empezó el calendario el 1 de enero, solo podía pensar en que el 2013 llevaba implícita la mala suerte, ya sea una viernes o un martes, no depara nada bueno. Lo cierto es que nunca he sido supersticiosa
y no creo que llegue a serlo nunca. La mala suerte no llega tras
hacer añicos un espejo o tras volcar un bote de sal. A mi parecer es
mejor creer que todos esos pedacitos de cristal y esos gránulos blancos son las oportunidades que vas a tener a lo largo de tu vida.
Porque, si te paras a pensarlo, son miles y miles. Eso ha supuesto el 2013 para mí. Una puerta de oportunidades que brotaban sin cesar. Una
puerta de momentos que aprovechar, que vivir. Momentos de decidir y
de salir adelante hacia algo nuevo. Me ha dado la oportunidad de
aprender a no hundirme, a reflexionar conmigo misma y a tomar las
riendas de lo que me asustaba. De decir “lo quiero” y hacer lo
imposible para que todo saliese bien. Me ha dejado ser y actuar como
una persona mayor, organizar yo misma aquello que nacía en mi
cabeza y darme cuenta de que pese a todo, puedo con lo que se me
venga encima.
Por eso ahora asocio el 13 con algo especial y diferente, y creedme que con él se ha abierto la puerta a muchos otros años que serán mejores, pero ha sido el primero en ser el mejor.